El Cipitillo

El Cipitillo es el hijo de La Siguanava o Sihuet que era la Diosa Luna. El Cipitilo es un personaje muy conocido en el folklore y leyendas de El Salvador. El es un niño de piel blanca y estomago muy grande y usa sobre su cabeza un sombrero muy grande. Cuando se aparece en las noches se comporta como un espiritu sarcastico, se rie felizmente, y baila alrededor de sus victimas y siempre deja huellas de sus pequeñas pisadas por los caminos y lugares que el transita.

El Cipitío o Cipitillo, originalmente era llamado Cipit. Proviene de una historia religiosa de la época precolombina, narrando su árbol genealógico y los motivos por los cuales fue castigado junto a su madre. Tiene vestimenta y costumbres sumamente peculiares; tambien se le atribuye una diversidad de habilidades, facultades y poderes sobrenaturales que, sin perjuicio de nadie, usa para divertirse.

La Siguanava y El Cipitillo son personajes importantes de la cultura salvadoreña, tomando lugar como icono de los vestigios ancestrales del país. Algunos autores y guionistas han retomado esas figuras en sus obras; además, han inspirado a algunos productores para el rodaje de una serie televisiva "Las Aventuras del Cipitío" que trata problemas culturales y sociales Salvadoreños desde la perspectiva de la leyenda del Cipitío que nació de la relación que tuvo su madre Ziguet (Sihuet: diosa Luna) con el dios Lucero de la Mañana, y asi traicionando infielmente al dios Sol su esposo. Después de la infidelidad, Sihuet paso a llamarse Sihuehuet como una forma despectiva.

Es por eso que el dios de dioses, Teotl o Tlaloc, al enterarse dejó caer una maldición sobre hijo y madre. A la madre la degradó de su categoría de diosa Luna a espiritu errante y al niño le condenó a nunca crecer, y conservarse por siempre en la edad de diez años.

Durante siglos, Cipit fue el dios de las relaciones prohibidas y adulteras. Y en la actualidad eEl Cipitillo es un icono de la cultura Salvadoreña el cual es representado como un niño alegre y que vaga errante.

El Cipitío es un ser autoctono de la cultura y folklore Salvadoreño. Su leyenda ha evolucionado de generación en generación, adaptando muchos de los elementos de la misma e incorporarlos en el presente para que asi no pierda su esencia; aunque en el fondo, aun conserva una verdad ancestral. El nombre Cipit viene de la lengua nahuatl, que significa niño, y de ahi se deforma la palabra "Cipote" utilizada para nombrar a los infantes en El Salvador.

Cipit es hijo de dioses, pero su aspecto es el de un niño de bajas condiciones sociales y económicas. Se puede ver manifiesta su condición de niño, con una enorme barriga y con el poder de teletransportarse. Viste ropa de manta, caites y un sombrero de palma puntiagudo y de grandes alas.

Por otro lado, el Cipitío tiene una deformación en los pies, teniéndolos al revés y causando confusiones por las sendas donde camina. Los campesinos intentan seguir sus huellas, perdiéndose puesto que, dada la deformación física, estos siguen el camino de manera errónea, yendo al lado contrario al correcto. Se dique que frecuenta los trapiches de las moliendas de caña, le gusta comer y bañarse con cenizas, también gusta de frecuentar ríos y es un eterno enamorado de las muchachas a las que constantemente les espía, silba, o arroja piedrecitas y flores. Su alimentación está basada en cenizas y guineos. Además la Mitología Cuscatleca lo ubica en la región de San Vicente, aunque puede teletransportarse con facilidad. Aunque no es ofensivo, es muy molesto.

Generalmente, eEl Cipitilo hace bromas con las cuales se burla de las personas, carcajeándose estruendosamente. De igual manera, se ha escuchado mencionar en las supersticiones Salvadoreñas que cuando una chica es objeto de su hostigamiento, la solución para alejarlo es comer en el baño, frente a la taza de un inodoro; esto debido a que se supone que él siente asco fácilmente con los malos hábitos de las personas; por lo que se supone que ésta esla solución más efectiva cuando una mujer está siendo objeto de sus hostigamientos.

La Leyenda

Asi era, La siguanaba estaba loca, La habia visto riendose ja, ja ja ja ja ja a carcajadas, Correr por las orillas de los rios y detenerse en las pozas hondas y obscuras, Cipitin emigro a las montanas y vivio en la cueva que habia en la base de un volcan.

Hace ya mucho tiempo han muerto los abuelos y se han rendido los ceibos y cipitin aun es bello, Todavia conserva sus ojos negros, Su piel morenade color canela y todavia verde y olorosa la pertiga de canas con que salta los arroyos.

Han muerto los hombres, Se fueron los Toplitzines, Canos estan los suquinayes, Y el hijo de la siguanaba aun tiene diez anos, Es un don de los dioses ser asi, Siempre hurano, Ira a esconderse en los boscajes, A balancearse en las corolas de los lirios silvestres.

Cipitin era el numen amores castos, Siempre iban las muchachas del pueblo en la mananita fria a dejarle flores para que jugara en las orillasdel rio, Escondido entreel ramaje las espiaba, Y cuando alguna pasaba debajo sacudia sobre ellas las ramas en flor.

Pero es necesario saberlo, Cipitin tiene una novia, Una nina pequena y muy bonita como el y se llama Tenancin.

Un dia cipitin montado sobre una flor se habia quedado dormido. Tenancin andaba cortando flores, Se interno en el bosque y olvido el sendero y corriendo perdida por entre la brena, Se acerco a la corola donde Cipitin dormia, Lo vio.

El ruido de las zarsas desperto a cipitin que huyo saltando las matas.

Huyo de flor en flor cantando dulcemente tenancin lo seguia, Despues de mucho caminar cipitin llego a una roca sobre las faldas de un volcan, Los pies y las manos de tenancin estaban destrozados por las espinas del ixcanal.

Cipitin toco la roca con una shilca y una puerta de musgo cedio. Agarrados de la mano entraron uno despues de otro. Tenancin fue la ultima, El musgo cerro la caverna.

Y no se le volvio a ver, Su padre erro por los collados y algunos dias despues murrio, Loco de dolor.

Cuentan que la caverna donde cipitin y tenancin se encerraron estaba en el volcan de Sihuatepeque (Cerro de la mujer) Situado en el actual departamento de san vicente El Salvador.

Han pasado los tiempos, El mundo ha cambiado, Se han secado los rios y han nacido montanas y el hijo de la siguanaba aun tiene diez anos, No es raro que este montado sobre un lirio o escondido entre el ramaje, Espiando a las muchachas que se rien a la vuelta.

Oh! El Cipitin guardate de sus miradas que encienden el amor en el pecho de los adolescentes.








- Usté ¿nuá visto nunca al Cipitiyo, Culapio?
- ¡ En jamás, don Agrelio!...
- Yo lei visto una tan sola, en Jalponga, comiéndose a hora diánimas los elotes diuna milpa. Veya usté : lleva un sombrerón deste calibre; un calzón blanquiyo, shuco, shuco, y amarrado poraquí con un mecateplátano. Su estatura es menor quel diun chumpe y va jumándose un purote. El caidizo del sombrero le tapa toda la carita, menos la jetía puntuda y con sus tres pelos como el nance. La camisona le varrastrando por el suelo, toda rompida y los caites liacen : plash, plash…Yo lice envite porque estaba bolo, y cuando quise echarle pesca, se iscabuyó el hijuepuerca entre las milpas, dejando un tufito, ansina como el del zorriyo.”

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